jueves, 3 de marzo de 2022

# Melinda Rankin

Melinda Rankin


En un tranquilo y cómodo hogar de Nueva Inglaterra, allá por el año 1812, vivía una jovencita llamada Melinda Rankin. Desde que aceptara a Cristo, no se hallaba satisfecha en la alegría de este hogar. La embargaba el deseo de hablarles a otros acerca de Jesús.


No fue sino hasta que Melinda contaba con veintiocho años que tuvo la oportunidad de salir de su hogar, rumbo al valle del Misisipí como misionera. Era tiempo de guerra y la vida era difícil.


Cuando terminó la guerra con México, los soldados que regresaban contaban de las personas ignorantes dominadas por los sacerdotes. La señorita Rankin se preocupó mucho. Escribió artículos para periódicos y de esta y otras maneras intentó interesar a las iglesias y sociedades misioneras. Nadie parecía estar listo para ir al campo. Por fin ella dijo: “Iré yo misma.”


Pero México era entonces un estado sin leyes. La señorita Rankin no podía ir allí. En cambio, se estableció cerca de Brownsville, Texas, sobre el río Grande, justamente en la ribera opuesta de Matamoros, México.


No pudo hallar casa. Otras mujeres se hubieran desalentado, pero no así Melinda Rankin. Al fin encontró dos habitaciones que alquiló, una como vivienda personal, la otra para su escuelita.


Fue admirable que, muchas niñas mexicanas asistieran a la escuelita de la señorita Rankin el primer día de clase. Cierto día una señora vino pidiendo cambiar un santo por una Biblia. 


La señorita Rankin le dio dos Biblias, una de las cuales había de llevar para una amiga de México. Esta fue la primera Biblia que pudo hacer cruzar la frontera. Con la ayuda de la Sociedad Bíblica Americana, pudo enviar centenares de ejemplares a México. Muchos mexicanos llamaban a su puerta, suplicando que les diese un ejemplar del Libro de Dios.


Cuando estalló la guerra civil en EE.UU. de N.A., la señorita Rankin se vio obligada a salir de Texas e ir a México, donde había querido trabajar. Se le rechazó de casa en casa pero con todo pudo establecer la primera misión

protestante. 


El número de convertidos se multiplicó y estos nuevos creyentes iban de casa en casa ansiosos por contarles a otros la historia.

Durante los muchos disturbios y batallas de 1871 ella no sufrió heridas. Cuando se retiró, la iglesia que ella organizó contaba con ciento setenta miembros mexicanos.


Ella fue quien dijo: “La palabra ‘desaliento’ no se encuentra en el diccionario del reino de los cielos.” Como Ester, Melinda Rankin estaba dispuesta a sacrificar sus placeres a fin de poder ayudar a otros.


#biografiasmujeresdefe

#mujeresalospiesdeJesús



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